Un desagradable y caro incidente ha tenido lugar el pasado 13 de febrero a bordo de un Airbus A330-300 de Delta Air Lines que estaba realizando el trayecto entre Ámsterdam y Detroit.
Vuelo de Delta y avión
El pasado 13 de febrero el vuelo DL133 de Delta Air Lines entre el aeropuerto Schiphol de Ámsterdam y Detroit era operado por el Airbus A330-300 con matrícula N821NW y había despegado en hora.
45 minutos después de irse al aire, el Airbus A330 de Delta comenzó a dar media vuelta sobre Sheffield, en Reino Unido, para volver al aeropuerto de Ámsterdam sin declarar ni emergencia ni urgencia. Aproximadamente 50 minutos después de comenzar a dar media vuelta, el avión aterrizó en la pista 18 R del aeropuerto de Schiphol y rodó a un estand remoto cercano a la terminal desde la que había partido una hora y media antes.
Gusanos en el avión
La razón de la vuelta fue que al poco de despegar comenzaron a caer gusanos sobre varios pasajeros de la clase Economy desde uno de los compartimentos superiores. En ese momento la tripulación decidió volver al aeropuerto de origen por riesgo biológico y para la seguridad del propio vuelo.
Una vez en tierra, equipos especializados de limpieza encontraron en uno de los equipajes de mano una bolsa de uno de los pasajeros con pescado podrido y muchos gusanos que habían aparecido en el pescado. Todos los pasajeros fueron desembarcados y colocados en otros vuelos. Los que no pudieron ser recolocados recibieron, como es normal, una noche de hotel gratuita y todos los pasajero recibieron un vale de comida y millas de viajero frecuente de la compañía.
En cuanto al Airbus A330-300 de Delta Air Lines fue sometido a una limpieza exhaustiva y todos los gusanos y el propio pescado fueron eliminados de forma segura. Al final el avión acabó saliendo hacia Detroit al mediodía del día siguiente, con más de 28 horas de retraso respecto a la hora de salida original. Se desconoce de momento si la compañía o las autoridades holandesas presentarán cargos contra el pasajero en lo que ha sido un caro desvío que ha costado a la compañía cientos de miles de dólares en combustible e indemnizaciones por un alimento en mal estado que no se sabe como pudo llegar a bordo a través de los controles de seguridad.