Reconocen la muerte de una TCP de Korean Air por cáncer debido a la exposición a la radiación cósmica

Este ha sido el caso de esta TCP de Korean Air: uno de los mayores peligros para las tripulaciones de los aviones es la radiación, dado que durante los vuelos, los aviones vuelan a una altitud en la que la atmósfera es menos densa por lo que los aviones son más propensos a recibir más cantidad de rayos cósmicos.

25 años volando para Korean Air

Un sentencia dictada hace pocos días reconoce que una tripulante de cabina de Korean Air falleció por cáncer como consecuencia de su larga exposición a la radiación cósmica o radiación natural de fondo, aunque este último término se emplea para medir la radiación que una persona recibe al nivel del mar.

Boeing 787-9 de Korean Air.
Boeing 787-9 de Korean Air.

La TCP estuvo trabajando para la aerolínea desde el año 1995 hasta el año 2021, cuando se le diagnosticó un cáncer de estómago en fase 4, falleciendo solamente un mes después del diagnóstico. El fallo deja claro que dicha TCP voló durante más de 1.000 horas al año cada uno de los años que estuvo trabajando para la aerolínea en las rutas que la compañía tiene a los Estados Unidos y a Europa, siendo estas unas rutas que suelen pasar sobre el polo norte, donde la radiación es aún más agresiva pues la atmósfera es aún menos densa en ese punto.

Korean Air sin embargo se defiendo alegando que monitoriza el nivel de exposición a menos de 6 mSv al año, que es menos del límite legal de 50 milisivert por año establecido por las autoridades.

Dosis de las tripulaciones y dosis máximas anuales

Dependiendo del lugar donde vivamos, al cabo del año obtendremos una dosis de radiación u otra, esto claro siendo radiación natural o cósmica, es decir, no radiación artificial producida por el ser humano a través de diferentes fuentes.

Según el Consejo de Seguridad Nuclear, la dosis media que una persona recibe al cabo del año se sitúa en 0.39 mSv (milisivert), dependiendo de nuevo del lugar en el que vivamos y de nuestra exposición. Sin embargo actividades como realizar una radiografía puede aumentar significativamente este número, dado que una radiografía de la columna nos aportaría 1.4 mSv mientras que una radiografía de una mano o un pie nos aportaría 0.001 mSv.

Infografía sobre la cantidad de radiación que se recibe a cada nivel de altitud. Foto: Consejo de Seguridad Nuclear
Infografía sobre la cantidad de radiación que se recibe a cada nivel de altitud. Foto: Consejo de Seguridad Nuclear

Sin embargo, las tripulaciones de los vuelos comerciales (especialmente aquellos de largo radio) se ven sometidos a una dosis mucho mayor de radiación al cabo de año, llegando a alcanzar hasta 5.4 mSv, lo que les predispone más a sufrir diferentes tipos de cáncer, siendo el de piel el más habitual. 

Pero, no hay por qué alarmarse. En un vuelo ida y vuelta a Nueva York desde Madrid, un pasajero podría recibir una dosis de 0.1 mSv, que es una cantidad completamente inofensiva que no produce ningún efecto negativo para la salud. 

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