El incidente tuvo lugar el pasado 26 de diciembre, con el 787-9 de Vietnam Airlines que operaba el vuelo regular entre Ho Chi Minh y Tokio – Narita.
Una ventana agrietada en el 787 de Vietnam Airlines
El avión involucrado en este incidente es el VN-A867, un Boeing 787-9 de Vietnam Airlines que realizó su primer vuelo el 1 de abril del año 2016 y que fue entregado 21 días más tarde a la compañía vietnamita. Tiene una configuración interior con 28 asientos en Business, 35 en premium Economy y 211 en Economy.
El avión estaba operando el vuelo VN302 entre la ciudad de Ho Chi Minh y el aeropuerto Narita de Tokio, un vuelo que habitualmente dura algo menos de 5 horas. El 26 de diciembre, a bordo del avión de Vietnam Airlines se encontraban 94 personas entre pasajeros y tripulación.
Según ha desvelado The Aviation Herald, el avión de Vietnam Airlines se encontraba a aproximadamente una hora y media de su destino cuando el parabrisas delantero del lado del capitán comenzó a agrietarse. El avión se encontraba en ese momento sobrevolando las cercanías de la isla de Amami, al sur de Fukuoka a 41.000 pies. La tripulación solicitó un descenso a 31.000 pies para el resto del vuelo y la aeronave aterrizó sin más incidentes en el aeropuerto de Narita 90 minutos después de que hayan comenzado las grietas en el parabrisas.
El vuelo de de Vietnam Airlines de vuelta a Ho Chi Minh fue cancelado y el avión permaneció en Tokio durante dos días, volviendo a despegar el 28 de diciembre tras el cambio de la ventana rota.
Muchas capas
Aunque a priori pueda dar miedo (y es algo que da miedo), las ventanas delanteras de los aviones son unas interesantes y complejas piezas de ingeniería que pocas veces nos paramos a apreciar, pues son capaces de aguantar temperaturas bajo cero y vientos que impactan directamente contra ellas a más de 800 kilómetros por hora.
Como es comprensible, la ventana delantera de un avión no está compuesta por una única capa, sino que son varias capas que hacen que sea más resistente que un cristal blindado de máxima capacidad. Por supuesto, la composición de cada ventana puede diferir de un modelo a otro, pero la composición básica es la que sigue:
La primera capa o capa exterior está formada por un cristal semi templado de alta resistencia, que es el que recibe el impacto directo del aire. Justo detrás, se coloca una capa que es capaz de proporcionar calor para descongelar la ventana y permitir una visión clara. Después, se suele colocar una capa de poliuretano, un plástico reforzado que le da más dureza al cristal. Después, viene una primera capa gruesa de un cristal reforzado con poliuretano.
Después de esta primera capa gruesa, se suele poner una capa de PVB o butiral de polivinilo, que es un compuesto que resulta en un polímero elástico de gran resistencia adherencia, que le confiere a la ventana aún más dureza. Por último, la capa interior suele estar formada por otro cristal grueso reforzado.
Además de todo esto, las ventanas están conectadas mediante cables a varios sistemas del avión para que, entre otras cosas, puedan ser calentadas cuando es necesario. Lo más habitual cuando sucede un incidente de este tipo es que el agrietamiento se produzca en la capa exterior, aunque también se puede dar en las interiores si bien es cierto que no es tan frecuente.
El precio de una de estas ventanas puede llegar a los 40.000 dólares y su sustitución se puede realizar en una jornada de trabajo, aunque después el avión tiene que pasar unas pruebas de presión para determinar que la sustitución se ha realizado correctamente.