El aeropuerto de Adolfo Suárez Madrid – Barajas afronta un ambicioso plan de inversión que contará con casi 2.500 millones de euros de aquí a 2031 y que aspira en convertir al aeródromo madrileño en el más grande de Europa.
90 millones de pasajeros en Madrid
En 2019, el aeropuerto de Madrid llegó a los 61.700.000 pasajeros, una marca histórica que lo convirtieron en el tercer aeropuerto de toda Europa en cuanto a número de pasajeros que han pasado por sus instalaciones.
El objetivo con este nuevo plan de inversión es que el aeropuerto madrileño se convierta en un verdadero HUB internacional y que sea uno de los mayores aeropuertos de todo el mundo, con un tránsito de 90 millones de pasajeros al año potenciando Madrid como destino turístico y de negocios pero también como punto de tránsito, especialmente como puerta de conexiones entre Europa y Sudamérica, donde actualmente tiene una de las mayores redes de conexiones a nivel mundial.
Y es que este plan, si se lleva a cabo como está planeado, incrementará aún más el peso del aeropuerto en la Comunidad de Madrid, donde actualmente supone el 9.7% del PIB de toda la región, siendo un auténtico motor económico y de generación de empleo, con más de 60.000 puestos directos y muchos más indirectos.
La remodelación de Madrid
Pero, decir todo lo anterior, es mucho más fácil que hacerlo. Y es que aunque el interés potencial en la región existe, para llevar a cabo semejante tarea se necesita de mucho trabajo e inversión, con un primer plan que ya está en funcionamiento desde el 2022 y que durará hasta el 2026 y que consiste en focos de trabajo principalmente en la T-4 y T-4S, así como en la nueva zona de carga entre las pistas 14 R y L del aeropuerto.
La segunda fase, mucho más ambiciosa, pretende unir la T-1, T-2 y T-3 en una única terminal y utilizar los edificios actuales como un lado aire gigante al cual se accedería desde un nuevo edificio situado delante de la T-1, donde estarían los mostradores de facturación, zonas de control de seguridad y control de pasaportes e inmigración. Básicamente sería crear una terminal delante de las propias terminales.
Además de instalaciones dedicadas directamente al tráfico de pasajeros, también se crearían nuevas instalaciones auxiliares como un gran hotel junto a la actual T3, que también podría dar servicio a la T-4, nuevas tiendas e infraestructuras que cubran todas las necesidades derivadas de esta actividad.
Es el mejor momento
Actualmente podríamos considerar que en Europa hay 5 grandes aeropuertos: Frankfurt, Ámsterdam, París, Londres y Madrid.
Los 4 primeros aeropuertos antes citados tienen un problema en común: no pueden crecer más. Debido a diferentes razones, estos aeropuertos están viendo como su crecimiento y expansión es inviable, por proyectos que llevan décadas en desarrollo o que están completamente parados. Incluso algunos (como en el caso de Ámsterdam) han estado a punto de perder una cantidad importante de tráfico.
Por lo que sea (y por suerte), todavía esta corriente en contra de la aviación no ha llegado mucho al aeropuerto de Madrid y esta podría ser una gran oportunidad para posicionarse en un corto plazo de tiempo (unos 8-10 años) como una alternativa real frente al resto de la competencia europea. Por eso, se pretende además convertir las actuales T-1, T-2 y T-3 en un HUB para las aerolíneas asiáticas con el que competir con el resto de aeropuertos europeos. Si se va a conseguir o no, solo el tiempo lo dirá, pero esperemos que el resultado sea positivo para todos.