Boeing está en caída libre, sin frenos y sin paracaídas y acaba de recibir un golpe muy fuerte por parte de uno de sus clientes más importantes: United Airlines.
Scott Kirby no quiere los MAX 10 de United
En la presentación anual de resultados, United había eliminado el MAX 10 de su lista de aviones para este año 2024 y para 2025, esperando que en el mejor de los casos pudiera contar con él en 2026 con muchos años de retraso. Un retraso que se acababa de aumentar tras el incidente del MAX 9 de Alaska Airlines del pasado mes de enero, misma causa por la que se ha retrasado la certificación del MAX 7.
Ahora, en la conferencia con JP Morgan llevada a cabo el pasado 12 de marzo, Scott Kirby ha confirmado que han pedido a Boeing que deje de fabricar los 737 MAX 10 de la aerolínea y se centren en el MAX 9, dado que la compañía todavía no sabe cuándo recibirá la certificación este modelo. Cabe recordar que United aún está esperando 34 unidades del MAX 9 que están retrasadas y que este año solo esperan recibir entre 17 y 20 de esas unidades.
United y el 737 MAX 10
Para hacernos una idea de cuán importante es United para el 737 MAX, esta aerolínea ha sido junto con Korean Air, las dos compañías que ofrecieron su apoyo a Boeing para el desarrollo de esta variante. Actualmente, de los 895 pedidos en firme que tiene la versión MAX 10, 277 de esos pedidos son de United Airlines, además la compañía tiene otras 200 opciones de compra. Es decir, solamente United Airlines acumula el 31% de los pedidos totales acumulados hasta la fecha.
Hay que aclarar que todavía no hay una confirmación oficial sobre ninguna unidad cancelada y tampoco se sabe cuántas unidades del MAX 10 se cambiarán al MAX 9. Estos datos han de ser confirmados de forma oficial por United o por Boeing, dado que de momento solo disponemos de las declaraciones de Scott Kirby, por lo que parece que el pedido de los MAX 10 sigue vigente, lo que no sabemos es por cuánto tiempo y bajo qué condiciones.
Es de suponer que Boeing intentará retener a United lo máximo posible, dado que perder al cliente más importante del programa sería un golpe devastador en una ya de por sí en ruinas Boeing, que no es ni la sombra de lo que era hace 10 años. En 5 de enero, antes del incidente, una acción de Boeing estaba valorada en 249 dólares. Hoy, una acción vale 180 dólares, una pérdida de 69 dólares en menos de tres meses.