Boeing pone en pausa el programa X-66A

Al parecer, Boeing está echando el freno con la intención de paralizar por completo el programa X-66A y redirigir sus esfuerzos en sus dos mayores quebraderos de cabeza actuales: el 777X y el 737 MAX. 

Desarrollo conjunto de Boeing y la NASA

La NASA adjudicó un gran contrato a Boeing para el desarrollo conjunto de un avión con una nueva tecnología de ala delgada con el objetivo de estudiar esta tecnología para alcanzar unas emisiones cero netas en aviación para 2050, un plan ambicioso (y prácticamente irreal) cuyo primer paso sería este avión de pruebas a escala real. 

Así sería el futuro X-66A desarrollado por Boeing y la NASA
Así sería el futuro X-66A desarrollado por Boeing y la NASA

Para ello, se estaba transformando un MD-90 en el X-66A, sin embargo de esa unidad os hemos hablado ya en este artículo. Se esperaba que si todo iba según lo planeado, este avión realizara su primer vuelo en el año 2028 teniendo Boeing una doble ventaja: la exclusividad de esta tecnología junto a la NASA y, quizás, un nuevo avión completamente revolucionario para sustituir al 737 en la década del 2030, un modelo que necesita un cambio completo especialmente después de la mala imagen de los comienzos del programa MAX.

Ahora parece que por el momento la NASA se queda sola (o con una mayor parte de este proyecto) hasta la vuelta de Boeing, si es que el fabricante norteamericano decide volver a centrar todos sus esfuerzos en este proyecto. Si finalmente se logra lo esperado, este avión podría ofrecer una reducción del consumo de combustible del 30% respecto a los aviones actuales combinando también otras tecnologías como nuevos motores.

"Tú a Florida y yo a Washington"

Eso es lo que pensarían los directivos que tomaron la decisión de apartarse paulatinamente del proyecto X-66A, dado que Boeing ha tomado esta decisión motivado por la necesidad de centrarse en sus dos principales quebraderos de cabeza y lo que tendría que sacar realmente a la empresa adelante: el 777-9X y el 737 MAX en sus versiones 7 y 10. 

De completarse, el nuevo X-66A tendría un diseño revolucionario.
De completarse, el nuevo X-66A tendría un diseño revolucionario.

Estos tres modelos están sin certificar y este es, en teoría, el año en el que los tres obtendrán la certificación de tipo, pudiendo por fin ser entregados después de muchos años de retrasos a unos clientes más que enfadados. Por eso Boeing ha elegido centrar sus esfuerzos económicos y de ingeniería en estos proyectos, con el fin de que lleguen a buen puerto (o más bien dicho, aeropuerto) antes de finales de año. 

Por su parte, la NASA se podría enfrentar a un gran recorte de su presupuesto para el próximo año 2026 en favor de otras empresas privadas que han irrumpido en el sector aeroespacial. De llevarse a cabo supondría un duro varapalo para la agencia espacial norteamericana. Actualmente los términos del contrato son que la NASA proporcionaría 425 millones de dólares al proyecto del X-66A, mientras que Boeing y sus socios aportarían 725 millones. Además de esto, Boeing sería el responsable de los sobrecostes del programa. 

Hasta la fecha, se han hecho grandes avances en el estudio de la estructura del nuevo avión, así como avances considerables en el túnel de viento con una maqueta de gran tamaño. De momento esta posibilidad está ya en las mesas de reuniones entre Boeing y la NASA, aunque no se ha especificado una fecha oficial para la salida de Boeing (si es que finalmente se produce), el fabricante norteamericano si que ha dicho que sigue interesado en esta tecnología que junto con los nuevos motores más eficientes y los combustibles actuales podría realmente bajar de forma considerable el consumo de combustible, siendo el siguiente hito en la aviación comercial.

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