Europa debatirá si se permite cobrar por el equipaje de mano

Europa se reúne en Bruselas por petición de Polonia (quien tiene actualmente la presidencia del Consejo durante 6 meses) para debatir un cambio en la legislación sobre las maletas en la cabina, un asunto polémico y que se aplica de forma diferente. 

Europa quiere cambiar una norma que todo el mundo ignora

Actualmente en Europa está en vigor el reglamento 261/2004 por el cual se prohíbe el cobro del equipaje de mano en la cabina, aunque la realidad es muy diferente dado que es una práctica vastamente extendida en Europa, empezando a hacerse un hueco incluso en aerolíneas de primer nivel.

Europa quiere una nueva regulación sobre las maletas en cabina. Foto: Norwegian.
Europa quiere una nueva regulación sobre las maletas en cabina. Foto: Norwegian.

No obstante esta ley tiene más puntos que también afectan a los pasajeros y que son tema recurrente de quejas (especialmente en redes y ante los organismos públicos de protección al pasajero de Europa) y que suponen un desembolso extra a la hora de adquirir el billete de avión. Entre estas se encuentra el pago por reservar asientos contiguos, incluso cuando se trate de personas con discapacidades acreditadas o menores a cargo. También se reconoce en la norma antes mencionada la prohibición de la negativa por parte de las compañías al pago en efectivo, dado que cada vez más compañías aéreas solo permiten el pago por medios digitales tanto en tierra como en el aire. 

Otro de los puntos más polémicos (aunque cada vez menos con las posibilidades que ofrecen los medios digitales) es el cobro por la impresión de la tarjeta de embarque en el propio aeropuerto, una simple impresiona que puede llegar a los 50 e incluso 75 euros por, seamos sinceros, un trozo de papel.

Cambio de norma ¿para bien?

Lo que Polonia ha propuesto ahora es que esta práctica pase a ser legal, aunque eso sí, con pequeñas modificaciones. Lo que plantea Polonia en Europa es que se cree una nueva categoría de equipaje de mano, que si sería gratuito, pero que tendría que caber bajo el asiento. El resto del equipaje si sería de pago y si sería legal. 

Un Boeing 737-800 de Ryanair y un Airbus A320 de Iberia Express rodando en Barajas
Las aerolíneas low-cost son las que más cobran por extras a la hora de comprar un billete.

Otra de las modificaciones que plantea la nueva norma (en caso de aprobarse) sería que las aerolíneas pudieran cancelar un billete de vuelta en caso de que el pasajero no se presente al vuelo de ida. Esta norma obedece sobre todo a la nueva técnica de skyplagging (ya os hemos hablado de esta modalidad en estos artículos) y que poco gusta a las aerolíneas. No obstante, esta norma discrimina a las personas que, por razones válidas, hayan perdido el vuelo de ida, causándoles un perjuicio económico y personal. 

Otro método de ingreso de dinero, especialmente extendido entre las compañías low-cost, es la de cobrar una cantidad de dinero (a veces mucho) por cambiar algún dato personal del billete. Por suerte en España no hemos sufrido mucho este método dado que está prohibido, pero en la mayoría de países europeos sí se aplica, al igual que si adquirimos el billete en otro país mediante una VPN. 

Además la nueva normativa también contempla cambios en la asignación de asientos pero, seamos sinceros, como si no lo hiciera. En concreto, el texto presentado plantea que sea obligatorio por parte de las compañías aéreas asignar asientos continuos pero solo en caso de personas dependientes (menores o personas con discapacidad) y únicamente en el momento de realizar el check-in en el mostrador de facturación del aeropuerto, siempre y cuando dicho asiento esté libre. Esto significa que hay una enorme probabilidad de que ese asiento no esté libre y, por tanto, dicha asignación no se realice. En la práctica, los pasajeros seguirán pagando para asegurarse el asiento.

Aunque estas normas parecen encaminadas a mejorar la experiencia de los pasajeros a la hora de viajar y proteger sus derechos, lo cierto es que parece que, a grandes rasgos, hace justamente lo contrario puesto que sería suficiente con aplicar en serio la normativa vigente en toda Europa que, todo sea dicho de paso, resulta una gran fuente de ingresos para las arcas públicas, dado que cada poco tiempo suele haber una gran multa que las compañías pagan o recurren y siguen con las mismas prácticas, seguramente porque serán rentables. 

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