La FAA publica los resultados de su auditoría a Boeing y Spirit AeroSystems

A raíz del incidente del vuelo de Alaska Airlines del pasado mes de enero, la FAA decidió (casi al momento) realizar una auditoría a los dos principales responsables: Boeing y Spirit AeroSystems.

Auditoría de la FAA

El regulador norteamericano comenzó entonces una investigación de campo en los principales lugares de trabajo de Boeing y Spirit AeroSystems, una investigación a gran escala que ha durado nada menos que seis semanas. 

La FAA analizó varios lugares de trabajo de Spirit AeroSystems y Boeing. Foto: Jetstar Airways
La FAA analizó varios lugares de trabajo de Spirit AeroSystems y Boeing. Foto: Jetstar Airways

Ahora la FAA ha publicado los resultados de dichos informes y no son nada buenos para ninguna de las dos compañías. La FAA confirmó en su informe que «encontró múltiples casos donde supuestamente no se respetaron los requisitos exigidos de control de calidad y fabricación de los componentes destinados a aviones civiles». 

Boeing dispone de un plazo estándar de 90 días para cualquier contestación que desee realizar a este informe, que incluye también medidas correctivas sobre asuntos básicos del control de calidad de los componentes que salen de las plantas. La realización de este informe no excluye la posibilidad de una futura auditoría que se llevaría a cabo por una empresa independiente, como ya ha sugerido la FAA en diferentes ocasiones. 

Más cambios en un mes que en 10 años

Lo cierto es que a raíz del incidente del vuelo de Alaska Airlines se han sucedido los cambios prácticamente a diario, tanto en la dirección de la compañía como en los procesos de producción y la ética del trabajo de Boeing.

Planta de producción de fuselajes en Wichita, Kansas. Foto: Spirit AeroSystems
Planta de producción de fuselajes en Wichita, Kansas. Foto: Spirit AeroSystems

La FAA se ha puesto especialmente dura con Boeing a raíz del incidente de Alaska Airlines, llegando incluso a paralizar la producción del 737 MAX en el número actual de unidades al mes y ligando una posible subida del número de unidades a la implementación de nuevos controles de calidad y procesos diferentes que aseguren que incidentes así no se puedan volver a repetir. 

Además de todo esto, Boeing ha sufrido una importante caída de su imagen ante las aerolíneas, una confianza que apenas estaban recuperando tras los accidentes de 2018 y 2019. Y eso se refleja también en la bolsa, puesto que el valor de una acción de Boeing era de 250 dólares antes del incidente y ahora es de apenas 201 dólares, muy lejos aún de los 440 dólares que llegó a cotizar en su punto máximo. 

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