El Concorde «neoyorquino» tendrá un nuevo hogar temporal durante su restauración

El Concorde es, quizás, el avión más icónico de la historia de la aviación. Si bien hay muchísimos modelos diferentes y está claro que sobre gustos no hay nada escrito, el Concorde fue el único avión capaz de llevar a pasajeros civiles al doble de la velocidad del sonido y lo hizo durante más de dos décadas sin ningún accidente.

Fin de los vuelos comerciales del Concorde

En 2003 se realizaron los últimos vuelos del Concorde y British Airways se puso a buscar un buen destino para sus aviones, pues se negaba a desguazar a un icono tan importante. El 10 de noviembre de eses año, el G-BOAD voló desde Heathrow al aeropuerto JFK de Nueva York, en el que sería su último vuelo. El Intrepid Museum había llegado a un acuerdo con British Airways para acoger al avión en una exhibición junto al portaaviones del muelle 86 del Río Hudson, en la parte norte de Manhattan.

Concorde de British Airways G-BOAD
Concorde de British Airways G-BOAD

A su llegada a Nueva York, fue acogido en uno de los hangares de mantenimiento donde se le retiraron los motores (para reducir el peso) así como todos los líquidos con el fin de prevenir corrosión y evitar la contaminación por fugas. Durante varios años, el avión estuvo sobre una de las barcazas que transportaba los tanques de combustible sólido para el programa del transbordador espacial y no fue hasta 2008 cuando su muelle estaba listo para acogerlo.

Desde entonces el avión no ha tenido más que pequeños mantenimientos, pero ha estado a la intemperie durante 15 años. Y Nueva York no es una ciudad fácil en este aspecto porque aunque el avión haya estado literalmente sobre el Río Hudson, la ciudad tiene gran cantidad de salinidad en el aire. Además, sus veranos son muy calientes y los inviernos muy duros, lo que hace que el desgaste de cualquier pieza expuesta se acentúe.

Unos meses fuera

Ahora, el Concorde ha sido retirado de su lugar de exhibición para ser trasladado a los antiguos astilleros de la Navy, situados entre los puentes de Williamsburg y el Manhattan. El trayecto ha durado casi 3 horas para cubrir los poco menos de 15 km que separan ambas ubicaciones. Ese es casi el tiempo que tardaba el Concorde en cubrir los más de 5.500km entre Londres y Nueva York.

En estos astilleros, el avión recibirá un mantenimiento acorde al tiempo que ha pasado parado en el muelle 86, así como una nueva capa de pintura que mantendrá la librea que lleva actualmente de British Airways. Los trabajos durarán unos meses y el Concorde se podrá volver a visitar en la primavera del año que viene, junto al USS Intrepid en el muelle 86.

Como curiosidad diremos que todos los Concorde de British Airways expuestos en el mundo son realmente de la compañía británica. La aerolínea nunca ha renunciado a su propiedad y únicamente los ha cedido a largo plazo a los diferentes museos que los acogen.

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