El Post And Courier de Carolina del Sur ha desvelado que Boeing ha presentado las primeras solicitudes medioambientales para ampliar su factoría de Charleston con el objetivo de duplicar la producción del 787.
Todo a Charleston
En 2021, Boeing decidió llevarse toda la producción del 787 a su factoría de Charleston, en Carolina del Sur. Boeing abrió estas instalaciones con el objetivo de reforzar sus factorías del área de Seattle y ser el lugar exclusivo de fabricación del 787-10.
Mientras tanto, el 787-8 se fabricaría únicamente en la planta de Everett y el 787-9 se fabricaría en ambas ciudades, en un esfuerzo combinado por dar respuesta a la alta demanda del modelo. Sin embargo, los continuos problemas que ha sufrido Boeing con este modelo y sobre todo con su producción unido a la pandemia que trastocó todos los planes, hizo que finalmente Boeing se llevara la producción a Carolina del Sur.
Esto sentó como un jarro de agua fría (por se benévolos) en Seattle, dado que siempre había sido el lugar de producción del fabricante norteamericano y el 787 sería el primer modelo que no se fabricaría en el estado de Washington. Pero, las protestas y denuncias no surgieron efecto y finalmente la producción se acabó trasladando.
El problema de las instalaciones de Charleston es que son limitadas y solo pueden producir 7 unidades del 787 al mes, un ratio de fabricación que ya ha sido alcanzado. Por tanto, si Boeing quiere alcanzar su primer objetivo de 10 aviones al mes en 2025, tiene que ampliar ya la planta, para lo cual ya está en marcha con la presentación de estas solicitudes.
Boeing tiene otras dos opciones
Actualmente Boeing tiene algo más de 700 aviones pendientes de entrega del modelo 787 y está previsto que este avión siga recibiendo pedidos en el futuro. Pero, al ritmo actual, Boeing tardaría 9 años en completar todos los pedidos, sin contar con las nuevas órdenes que puedan entrar.
Ante esta situación y además de la ampliación de la planta actual, Boeing tiene otras dos opciones, una más probable y la otra bastante menos probable (por no decir imposible): aumentar el ritmo de producción y volver a Seattle.
Volver a Seattle no es una opción a corto plazo, dado que el antiguo edificio donde se producía el 747 se usará para producir el 777-9X cuando reciba la certificación. Pero, además del 777, la producción en Everett está en mínimos, pues ahí solo se produce ya el 767 en su versión carguera y militar, aunque es una producción mucho más baja que la del 787.
La otra opción, que de hecho será una parte fundamental para alcanzar la producción de 14 unidades al mes, es reducir los tiempos de construcción. En los buenos tiempos de la producción del 787, se tardaba 25 días desde que se comenzaba el ensamblaje de una unidad hasta que salía por la puerta. Pero, con los problemas logísticos, estos tiempos han aumentado hasta 40 días, aunque actualmente está en poco más de 30 días por unidad.
En comparación, un Boeing 777-300ER se producía en solo 17 días cuando la línea de montaje estaba en su punto álgido.