Jose Biden apunta a la aviación ejecutiva para recaudar fondos para modernizar el sistema de control de tráfico aéreo de los Estados Unidos, una de tantas infraestructuras anticuadas del país.
Problemas de la infraestructura norteamericana
Norteamérica tiene un problema serio: su infraestructura. O mejor dicho, la antigüedad de su infraestructura. El país norteamericano tiene de las infraestructuras de transporte más extensas y mejor distribuidas del mundo. El problema es que al ser tan grande, su mantenimiento es excesivamente caro y ha estado abandonado durante mucho tiempo.
En el caso que nos ocupa, la aviación y su infraestructura, los aeropuertos norteamericanos necesitan una rápida actualización y mejora a los tiempos actuales, dado que se han quedado anticuados a hace varias décadas y se han quedado muy atrás en cuanto a la capacidad, que ha superado considerablemente a las infraestructuras actuales.
Uno de los problemas más importantes (reconocidos incluso por el propio Biden) que han tenido en los últimos años ha sido con el control de tráfico aéreo, que está completamente desbordado con la cantidad actual de tráfico. Y es que EEUU tiene la mayor flota mundial de aviones comerciales, aviones ejecutivos y aviones privados y eso ha pasado factura durante los últimos años con numerosos casos de casi colisión entre aeronaves, tanto en aeropuertos como en el aire en un espacio aéreo sobresaturado con una infraestructura anticuada y una gran escasez de controladores.
Joe Biden apoya a la FAA
La encargada de estas infraestructuras y de los controladores es la FAA, la agencia gubernamental de aviación civil del país y Joe Biden la apoya, pero no la financia.
El Presidente de los EEUU aboga porque sean los aviones ejecutivos los que paguen por la renovación de la infraestructura de control aéreo del país, que incluiría hasta 2.000 nuevos controladores aéreos. Biden ya aporta en los presupuestos 22.000 millones de dólares a la FAA. Actualmente la aviación ejecutiva paga 22 centavos de dólar por galón, pero tendría que pasar a 1.05 dólares, lo que supone un incremento del 377% que se llevaría a cabo en 5 años, según desvela AP.
Este año 2024, los pasajeros de aerolíneas comerciales pagan en sus billetes un impuesto al consumo (una especie de IVA específico para los billetes de avión) del 7.5% además de otra tasa de hasta 4.5 dólares por avión. Este dinero se destina a la infraestructura aeronáutica del país. Sin embargo, está por encima de lo que pagan los aviones ejecutivos en tasas.
Actualmente, según la FAA, el 7% de todos los vuelos de los Estados Unidos gestionados por esta agencia son vuelos ejecutivos, pero aportan menos del 1% de los impuestos totales que se recaudan al cabo del año en los EEUU. Si esta propuesta de Biden sale adelante, la FAA podría tener 1.000 millones de dólares más disponibles al año.