El amerizaje del Airbus A320 de US Airways en el río Hudson es uno de los mayores hitos de la aviación comercial de las últimas décadas. Una hazaña mayor que consiguió salvar la vida a 150 personas.
Un vuelo rutinario...
Aquel 15 de enero de un ya lejano año 2009, el vuelo US Airways 1549 (ahora integrada dentro de American Airlines) se disponía a cubrir la ruta entre el aeropuerto de La Guardia, de Nueva York, hasta el aeropuerto internacional Charlotte Douglas, en Carolina del Norte con el Airbus A320-200 con matrícula N106US, de menos de 10 años en aquel momento.
Este avión realizó su primer vuelo el 15 de junio del año 1999 y fue entregado directamente a US Airways el 5 de agosto de ese mismo año, compañía para la que permaneció volando hasta ese remarcable día. A bordo del avión se encontraban 155 personas, divididas en 150 pasajeros y 5 miembros de la tripulación con dos pilotos a bordo y 3 TCP. Como segundo, se encontraba el primer oficial Jeffrey Skiles de 49 años y a los mandos del avión estaba Chesley Sullenberger, de 57 años y más conocido como Sully.
...que acabó en el Hudson
La tranquilidad de este vuelo rutinario se acabó menos de 3 minutos después del despegue, cuando el avión impactó contra una bandada de gansos canadienses mientras el avión volaba a unos 860m de altitud a unos 7km al norte del aeropuerto de La Guardia.
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El fuerte impacto contra los pájaros inutilizó ambos motores. Poco después, el primer oficial comenzó a revisar la checklist para volver a encender los motores, mientras el avión detenía su ascenso a 930m de altitud. Un minuto después del impacto, el avión había ganado 25 nudos, alcanzando una velocidad de 210 nudos pero estando ya a solo 500m de altitud.
Solamente tres minutos después del impacto, el avión hizo un amerizaje de emergencia en el río Hudson aproximadamente frente a West 50th Street, si, cerca de donde está el museo Intrepid con el Concorde entre otros aviones. Inmediatamente comenzó la evacuación del avión al que acudieron muchos barcos que estaban por la zona, siendo estos los primeros en evacuar a los pasajeros y alejarlos de las gélidas aguas del río.
Haciendo honor a su entrenamiento y a lo que un capitán de verdad tiene que hacer, Sully fue el último en abandonar la aeronave tras cerciorarse no una, sino dos veces, de que no quedaba nadie a bordo de la misma. Finalmente este suceso se saldó con 100 heridos de diversa consideración (solo uno grave) de los cuales 78 tuvieron que ser hospitalizados durante cortos periodos de tiempo.
Por supuesto, con el paso de los años ambos pilotos han recibido diversas condecoraciones y el avión ha acabado expuesto en un museo, después de haberse completado la investigación oficial, tal y como os hemos contado en este artículo.
