Holanda quiere liderar la prohibición de vuelos privados en Europa

Que cada día que pasa Europa va más hacia atrás ya no es ningún secreto. Mientras que en las áreas desarrolladas del mundo (y en las que están en vías de desarrollo, que vienen pisando muy fuerte) se inicia una transición lógica a un futuro más sostenible sin comprometer de forma grave la economía, en Europa se está avanzando justo hacia lo contrario, sin importar las consecuencias económicas que pueda tener, cada día se establecen más leyes para dificultar las actividades normales cotidianas. En vista de esto, Holanda quiere ser el país que lleve la voz cantante en la prohibición de vuelos privados en Europa. ¿Genialidad o locura?

No hace falta esperar la respuesta. En una reciente sesión del gobierno holandés, se han propuesto no menos de 15 mociones (pendientes de votación) para que sea este país el que lleve la voz cantante en la UE con el objetivo último de prohibir los vuelos de aviones privados. No para impulsar alternativas o incentivar la investigación hacia aviones más eficientes, sino prohibir.

Aunque en un primer momento esta moción en particular habla solo de «un debate sobre la prohibición», la intención es llevar esto a una votación del Parlamento Europeo y que afecte a todos aquellos aviones que utilicen combustibles fósiles, es decir, todos. Otras mociones incluyen el aumento del mix de combustible sostenible para 2030 en aviones de línea (los famosos SAF, cuyo desarrollo avanza cada día más) o una moción para que Holanda siga los pasos de Francia, que recientemente ha prohibido los vuelos de corto radio que puedan ser realizados en dos horas y media con tren.

Y es que la tecnología no se desarrolla de un día para otro y la aviación comercial y privada ya están en una buena posición en cuanto a emisiones de gases nocivos y nada tiene que ver con la aviación de hace 15 ó 20 años. Las flotas europeas se encuentran entre las más jóvenes del mundo y además están inmersas en procesos de renovación de flotas continuos, adaptando siempre los últimos modelos y tecnologías. Sin embargo, todo esto parece no importar y los gobiernos europeos abogan a un sector clave (y no es el único) hacia un destino incierto en el que pueden pasar muchas cosas: desde desaparición de aerolíneas, incremento de los precios de los billetes (y de bienes de consumo que muchas veces se transportan por aire), reducción de la inversión de I+D de aerolíneas y fabricantes y un largo etcétera.

Por el momento, queda pendiente ver el resultado de las votaciones del gobierno holandés (aunque todo parece indicar que serán positivos) y su recorrido dentro de la Unión Europea que, aunque se augura largo, parece que el resultado será fructífero en mayor o menor medida respecto a este sector debido al gran peso de Holanda en la UE.