La compañía de bajo coste Ryanair es también la mayor aerolínea de Europa, realizando actualmente más de 3.000 vuelos al día en 2.500 rutas diferentes.
Ocurrió en 2018
En 2018 el demandante Stefan Kokic, un jóven por aquel entonces de 11 años, estaba en un vuelo de Ryanair entre la ciudad de Dublín (Irlanda) y Zadar, en Croacia. El vuelo se desarrolló sin incidentes hasta la mitad, cuando el B737-800 sufrió una descompresión que hizo que se desplegaran de forma automática las mascarillas de oxígeno.
Como es uno de los posibles problemas que se pueden dar en un avión, la tripulación está más que entrenada para este tipo de situaciones y el avión se acabó desviando al aeropuerto de Frankfurt. Ningún pasajero ni miembro de la tripulación resultó herido durante este incidente y nadie tuvo que ser atendido por los equipos de emergencia que esperaban al avión en tierra.
Los pasajeros fueron recolocados en otro vuelo y llegaron a su destino con algo de retraso. En principio, una gestión correcta de la incidencia que fue investigada por las autoridades, como no podría ser de otra forma, y no se emitió ninguna queja contra la compañía o la tripulación.
Demanda a Ryanair
Sin embargo, el joven protagonista de esta historia acudió posteriormente a su médico de cabecera quién le diagnosticó estrés y dolores de cabeza producidos por el incidente, lo que se traducía en un trastorno emocional según su abogado.
Al ser menor de edad, el joven demandó a la compañía con su madre como representante, habiendo ofrecido previamente una declaración jurada en la que aseguraba haber sufrido un trastorno emocional por el incidente, pero que «había superado bien la experiencia».
Ahora, según ha desvelado el Irish Examiner, un juez de Dublín ha ordenado a Ryanair una indemnización de 10.000 euros como compensación por la experiencia vivida y los daños causados al joven.