El pasado 29 de enero, United Airlines tuvo la presentación anual con los inversores y dejó algunos titulares especialmente preocupantes en cuanto al futuro crecimiento.
100 aviones menos para United Airlines
Este 2024, United Airlines tenía firmadas las llegadas de nada menos que 191 nuevos aviones a su flota. Con estos aviones la compañía iba a retirar sus unidades más antiguas pero también iba a ampliar la flota existente, ofreciendo más destinos y nuevas rutas.
Sin embargo, durante una de las conferencias, la dirección anunció que rebajaban sus expectativas de incorporación de nuevas aeronaves a solo 88 aviones, es decir, 102 aviones menos de lo planeado originalmente. En concreto, para este 2024 habían firmado recibir 8 unidades del 787, 43 del MAX 8, 34 del MAX 9, 80 unidades del MAX 10 y 26 A321NEO.
Sin embargo, tras haber ajustado a 31 de diciembre el calendario tras llamar a consultas a los proveedores, ahora esperan recibir solo 7 unidades del 787, 37 del MAX8, 19 del MAX 9, ninguna del 737 MAX 10 y 25 del A321NEO. Estos retrasos se deben principalmente a los problemas de Boeing para certificar el MAX 10 y que acumula ya varios años de retrasos respecto al programa previsto originalmente.
Por otro lado, los retrasos en los demás aviones vienen dados debido a los problemas con las cadenas de suministro de los productores y sus subcontratas, unas cadenas que quedaron completamente rotas en algunos casos en la pandemia y que han vuelto a una capacidad muy inferior.
Consecuencias
Aunque United Airlines ha dado cifras muy concretas, lo cierto es que esto no afecta solamente a la aerolínea norteamericana, sino a muchas otras aerolíneas alrededor del mundo.
Los efectos de estos retrasos en el sector aéreo están claros: la aviación comercial va a sufrir un serio frenazo en su crecimiento este año. Eso provocará que se retrasen o cancelen la apertura de nuevas rutas, la contratación de nuevo personal y las cuentas de las aerolíneas se verán severamente afectadas a final de año.
Por supuesto también tiene consecuencias negativas para los pasajeros y las economías locales: los pasajeros verán como los precios de los billetes van a aumentar debido a que la demanda seguirá siendo alta, pero la oferta no podrá satisfacer esa demanda. Y, por otro lado, las economías locales dejarán de beneficiarse de las ventajas y los ingresos que ofrecen las aerolíneas al abrir nuevas rutas o reforzar las ya existentes. Es probable que esta situación no mejore hasta el año 2025 o incluso después.