La producción del B737 podría pararse debido a una huelga en Spirit AeroSystems

Después de todos los problemas que ha tenido Boeing, especialmente con el B737, parece que se avecina uno nuevo que podría parar la producción del modelo, lo último que el fabricante norteamericano necesita.

Cadena de suministro tensada

Obviando todos los problemas que Boeing ya ha tenido con el B737 MAX y que ya son de sobra conocidos por todo el mundo, los últimos problemas se debieron a la pandemia sufrida en el año 2020 y que ocasionó que la cadena de suministro se tensara e incluso se rompiera en algunas ocasiones.

La falta de materias primas, el encarecimiento de las mismas y del transporte han hecho que mantener el elevado ritmo de trabajo de Boeing se haya vuelto muy difícil. Además, el suministro de ciertos componentes clave, especialmente de circuitos impresos, han hecho que se produzcan retrasos en las entregas a los clientes.

Sin embargo, parece que en los últimos meses, Boeing ha conseguido volver a encauzar la producción a un ritmo aceptable y con planes de incrementarlo a 54 aviones al mes en un futuro próximo.

Huelga del principal proveedor

Ahora, otro frente se abre tras el anuncio del principal sindicato de trabajadores de Spirit AeroSystems, denominado IAM (International Association of Machinists and Aerospace Workers) de comenzar la huelga a las 00:00 horas del viernes 23 de junio. Esta huelga llega tras haber alcanzado la empresa un principio de acuerdo con el sindicato IAM, pero que fue rechazado por el 79% de los trabajadores. Tras el rechazo masivo, el 85% de los empleados votaron por ir a la huelga.

Y es que la huelga afectará principalmente a la planta de Wichita, donde Spirit fabrica entre otros componentes los fuselajes de los B737 para Boeing. En total, la compañía tiene 6 ubicaciones en los Estados Unidos con 12.800 empleados, de los cuales 11.000 trabajan en Wichita.

Tras conocerse la noticia, las acciones de Spirit AeroSystems se han desplomado un 9.4%, mientras que las de Boeing han caído un 2.4% y las de Airbus un 1.7%. Boeing, el principal afectado, ha manifestado que espera que se solucione este conflicto cuanto antes para que se pueda volver a la normalidad. Sin embargo, la negociación no se augura fácil.

Qué hacer mientras

Por suerte o por desgracia, Boeing tiene todavía unos 150 aviones B737 MAX pendientes de entregar, por lo que dado el caso podría mover a parte de su plantilla a nuevos puestos para modificar estos aviones según lo que exige la FAA y que puedan ser entregados. Esto le permitiría a Boeing mantener momentáneamente el ritmo de entregas de 31 aviones al mes, que es el establecido actualmente, pero tendría que detener los planes para subir la producción a 38 aviones al mes.

Además de los retrasos, Boeing tenía que empezar a entregar este año las primeras unidades del MAX10, cuya certificación se espera para este mismo verano. Algo que ahora corre peligro debido a la falta de componentes.

Por su parte Airbus verá afectado su programa A220, parte de cuyos componentes fabrica Spirit AeroSystems.

Aunque esta compañía ha mantenido siempre un buen estándar de trabajo, en los últimos años ha tenido ciertos problemas de actividad, incluido un problema de calidad en los fuselajes de los B737 detectado recientemente. No han sido pocas las voces en los EEUU que alertaban que esta compañía jugaba un papel clave en el sector aeronáutico nacional y también internacional.

Por el momento se desconoce la duración de la huelga y si ambas partes se sentarán pronto a la mesa para firmar un nuevo acuerdo laboral, lo que está claro es que si esta situación perdura, las cadenas de suministros podrían enfrentarse a aún más problemas.