Los vuelos de entrega no siempre son glamurosos y llenos de fiestas y cócteles, a veces son tediosos y largos. Es lo que le espera a los dos ATR de Air New Zealand, al igual que ya hicieran los 29 aviones de este tipo que actualmente conforman la flota y que fueron entregados nuevos en Toulouse.
Un nuevo pedido
Air New Zealand acaba de anunciar que ha cerrado un pedido por dos Airbus A321NEO y dos ATR72-600 debido al incremento de la demanda de los últimos meses, tanto en los vuelos internacionales como en los nacionales y regionales.
El ATR es un avión perfecto para esta compañía, debido a que muchos de sus vuelos cortos son a pequeñas comunidades donde no hay una gran demanda en un solo día, pero sí una pequeña demanda todos los días.
Y el ATR72 se fabrica en la antípoda de Nueva Zelanda
Si buscamos la antípoda de Nueva Zelanda, es decir, justo el lugar contrario en el globo terráqueo, nos encontraremos con España y Francia. En concreto, la antípoda de Toulouse (lugar de fabricación de los ATR) es Waitangi, situada al norte de la isla norte de Nueva Zelanda. Los ATR entregados nuevos generalmente viajan a Christchurch, cuya antípoda es Valladolid, una localidad no muy lejana a Toulouse.
Y es que el ATR no está pensado en ser ni rápido ni llegar lejos, sino ser un avión cómodo, económico y que pueda llegar a todos lados y en eso, es uno de los mejores del mercado. La versión 600 del ATR72 ofrece una autonomía con 70 pasajeros de unos 1500km, que podría llegar a unos 2000km si el avión va vacío, como suele ir en los vuelos de entrega mientras que su velocidad normal de crucero está en unos 500km/h.
Una entrega larga...pero que muy larga. En serio, es muy larga.
El penúltimo ATR72-600 entregado a la compañía de momento, es el ZK-MZE que fue oficialmente entregado a la aerolínea el 23 de octubre del año 2020 y menudo viajecito les esperó a los pilotos hasta casa.
El ATR despegó desde Toulouse para dirigirse a Heraclión (Grecia). Desde ahí, a Riad (Arabia Saudí) y después a Muscar (Omán) para volar más tarde a Nagpur en la India. Después se dirigió a George Town en Malasia y luego a Denpasar, en Indonesia. Desde ahí saltaron a Darwin, en el norte de Australia, antes de dirigirse a Brisbane. Desde Brisbane el avión voló a Auckland, ya en Nueva Zelanda, y después a la isla sur, a la ciudad de Christchurch (que es también la capital de la isla sur).
En total fue un periplo de 12 días en los que se han recorrido más de 20.000km y se han realizado más de 45 horas de vuelo, llegando el avión finalmente a su nuevo hogar el 4 de noviembre, es decir, 12 días después de salir de Francia. Es cierto que quizás algún día se podrían haber hecho dos tramos, pero por alguna razón la compañía lo programó todo así para no sobrepasar las horas máximas de trabajo de los dos pilotos que hicieron la entrega.
También hay que tener en cuenta que esta entrega se produjo en plena pandemia, por lo que los accesos a los países eran más complicados y todos los trámites administrativos mucho más liosos. Además, al volar fuera de los aeropuertos donde Air New Zealand tenía empleados, eran los propios pilotos los que se tenían que encargar casi de todo.
Sin duda, entregar un ATR a Air New Zealand es toda una aventura, sobre todo comparado con el A321NEO normal (no la versión LR o XLR) que podría completar todo el trayecto en tres tramos, es decir, con dos escalas y por supuesto con menos horas de vuelo.