La aviación es cara, por ende, un accidente de avión es también muy caro. Todos los aviones están asegurados (o casi todos), pero el caso de hoy está clasificado como el accidente de avión más caro de la historia.
Breve historia del B-2 Spirit
A mitad de la década de los años 70 del pasado siglo, los Estados Unidos necesitaban un avión furtivo, que fuera capaz de evitar misiles y señales radar pero no por su velocidad, sino por su baja huella de radar. Esta es una característica de los vehículos para absorber y reflejar las señales de radar de tal modo que sea indetectable. Así nació la primera idea de un bombardero furtivo.
De esta primera idea nació un avión que más tarde sería un caza, el F-117, aunque realmente este avión acabó realizando una gran variedad de misiones diferentes. Mientras tanto, Northrop estaba desarrollando un avión ultra secreto en el área 51. Para cuando se anunció al público el programa de bombarderos furtivos en 1980, los trabajos ya estaban avanzados bajo el nombre ATB o Advanced Technology Bomber.
En 1981, el diseño de Northrop que por aquel entonces ya se conocía como B-2 Spirit fue designado ganador y comenzó la fase principal de diseño y fabricación de las primeras unidades, siendo presentada la primera unidad en tierra en 1988 en Palmdale. El avión realizó el primer vuelo al año siguiente, con una estimación de gasto en investigación y desarrollo de 23.000 millones de dólares de la época, unos 57.000 millones a valor actual. El coste total del programa hasta el año 2004 era de 44.750 millones de dólares, unos 71.000 millones actuales.
Cuando el programa estaba en desarrollo, se planeó adquirir 132 unidades de este bombardero, una cifra que se redujo a 75 y que posteriormente y con la disolución de la URSS, se redujo a 20 unidades, que se ampliaron a una unidad más bajo el mandato de Clinton. Debido a esta baja producción, los costes aumentaron a un valor de 737 millones de dólares por unidad en 1995, unos 1.500 millones de dólares actuales.
Accidente en Guam
A pesar de varios intentos por parte del gobierno de los EEUU de retirar el bombardero, ha seguido volando hasta la actualidad (no sin varios contratiempos y puestas en tierra). Sin embargo, el accidente de Guam fue la única vez que se perdió uno de estos aparatos.
El avión accidentado fue el AV-12, del bloque 10 con matrícula 89-0127 y de nombre Spirit of Kansas, habiendo entrado en servicio el 17 de febrero del año 1995. En el momento del accidente, el avión llevaba desplegado en la base aérea Andersen de Guam los 4 meses anteriores al accidente y ese sería un vuelo más de rutina.
Poco después de despegar aquel 23 de febrero de 2008, la tripulación formada por dos pilotos, no pudo mantener el control del avión y este entró en pérdida. Ambos ocupantes pudieron eyectarse del avión y fueron trasladados a un hospital cercano, siendo uno de ellos dado de alta y el otro se recuperó a los pocos días.
Sin embargo, el avión quedó completamente destruido. Aunque en ese momento no llevaba armamento a bordo, las llamas consumieron la aeronave casi por completo. Inmediatamente la flota mundial de B-2 (formada por las otras 20 unidades) quedó puesta en tierra por un periodo de 3 meses, volviendo a volar el 15 de abril de ese mismo año.
Este ha sido el único accidente de un #B2 Spirit con perdida de la unidad, ocurrió en febrero del 2008 en el aeropuerto de Guam (grabado por las cama de seguridad). El avión involucrado fue el AV-12 (89-0127) bautizado como "Spirit of Kansas". Los dos pilotos lograron eyectarse,… pic.twitter.com/BCachJvEDL
— On The Wings of Aviation (@OnAviation) September 27, 2023
La investigación llevada a cabo por la USAF determinó que la causa del accidente fue la acumulación de humedad en varios sensores críticos del avión. En los días previos al accidente, había llovido mucho (lo normal en Guam) y la humedad de los sensores hizo que el cálculo de la velocidad del avión y el ángulo de ataque fuera errónea, por lo que el avión rotó 12 nudos antes de lo que tenía que rotar en la pista. Una vez en el aire, el avión detectó que el ángulo del morro del avión era negativo, es decir, el avión creía que iba hacia el suelo.
Esto provocó que el ordenador hiciera que el morro se levantara de golpe hasta unos 30 grados, lo que unido a la baja velocidad del avión provocó la entrada en pérdida de la aeronave y el consiguiente accidente.
Este accidente costó en su día 1.400 millones de dólares solo en la estimación del valor de la aeronave, lo que a valor de 2023 superaría los 2.000 millones de dólares, convirtiéndose así en el accidente de avión más caro de la historia. Para hacernos una idea, ese sería el valor aproximado de 18 aviones Boeing 737 MAX8 nuevos.
El B-2 será sustituido por el B-21 Raider, un bombardero parecido al B-2 de nueva generación y con unos costes mucho más reducidos, tanto de adquisición como de operación.