El Concorde ha sido siempre un representante de elegancia y poder y a pesar de que fue retirado hace 20 años, sigue siendo uno de los máximos exponentes de o que el ser humano es capaz de hacer y cómo, en todo este tiempo, no ha vuelto a existir nada igual.
El Concorde como plataforma publicitaria
No sería justo decir que el Concorde tuvo un apogeo, dado que desde su entrada en servicio fue un avión muy valorado y apreciado, sus vuelos siempre tenían una alta demanda incluso en épocas de crisis y prácticamente nunca sobraban asientos.
Así que, ¿qué mejor plataforma publicitaria para presentar una nueva imagen corporativa? Eso debieron pensar en Pepsi cuando lanzaron sus nuevos colores de marca en el año 1996. La compaña diseñada para el rebranding a nivel mundial tendría un astronómico coste de 500 millones de dólares, que a valor actual sería una cantidad cercana a los 1.000 millones de dólares.
El punto de partida sería la presentación de los nuevos colores de la compañía en un Concorde, como hemos dicho antes, uno de los símbolos más reconocidos de finales del pasado siglo. Para ello, contactaron con Air France y British Airways que eran los dos únicos operadores de este avión y solicitaron ofertas para pintar uno de sus aviones. Finalmente designaron ganador a Air France que tenía un avión, el F-BTSD, sin vuelos programados durante un par de semanas y que podía ser perfecto para la ocasión.
Dicho y hecho, el avión fue pintado con los colores de la marca de bebidas y fue trasladado de París a Londres, al aeropuerto de Gatwick, donde tuvo la presentación oficial el 2 de abril del año 1996 ante miles de personas. A partir de ahí, comenzaría una gira que llevaría al Concorde por diferentes destinos de Europa y Oriente Medio, incluido Madrid donde estuvo el 9 de abril de ese año. La jugada le salió bien a Pepsi e incluso hoy se habla de ese momento, aunque no estuvo exento de problemas.
Publicidad si, pero con limitaciones
Decirlo es más fácil que hacerlo y el proyecto (como casi todos) tenía dos problemas fundamentales: tiempo y limitaciones tecnológicas. Actualmente hay muchos aviones pintados de muchos colores diferentes. E incluso aviones completamente negros. Pero eso no se puede aplicar al Concorde porque, no olvidemos, la velocidad de crucero de este avión a 60.000 pies era de MACH 2.02, más que ningún otro avión comercial.
Por tanto, el equipo de ingeniería de Air France se tuvo que poner en contacto con Aerospatiale, quien determinó que no habría problema en pintar el fuselaje, pero que las alas debían permanecer lo más blancas posible debido a que un color oscuro provocaría que el fuselaje y las alas se expandieran aún más debido a la acumulación de calor. Además, para prevenir daños mayores, el Concorde no podría volar a MACH 2.02 durante más de 20 minutos seguidos y convenía que no superase MACH 1.70, por debajo de esa velocidad no había problema alguno.
Se sabe que el Concorde voló en supersónico durante varios de los vuelos promocionales que hizo, pero siempre respetando las recomendaciones de Aerospatiale. La preparación de la pintura estuvo supervisada por un equipo de ingenieros y de TMAs de a compañía y la aplicación de los 200 litros llevó un total de 2.000 horas de mano de obra que se completó en apenas una semana.
El 9 de abril (el día en el que el Concorde visitó Madrid) fue el último día de la gira. Ese día el avión llegó del aeropuerto de Linate, en Milán y después de una presentación en la capital española se dirigió de vuelta a Orly, donde fue repintado con los colores de Air France, dando por concluida la campaña publicitaria de Pepsi que esta vez sí salió bien, no como la del Harrier. Pero eso es otra historia.